El enemigo es el mentiroso. No creas que tú puedes burlarlo. Si tú crees en esto, ya fuiste engañado. La única manera en la que puedes combatir al enemigo es con la ayuda de Dios. El Dios de los ejércitos celestiales.

“Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3. (RVR)

Recuerdo que cuando no era cristiana todavía, una vecina trataba de brindarme conocimiento sobre Cristo. Ella decía que necesitamos ser perdonados por nuestros pecados. La miré directamente y le dije, “yo nunca he pecado.” Yo realmente creía eso. Estaba siendo engañada por el enemigo y estaba alejada del reino.

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” 1 Juan 1:8-10. (RVR)

El principal objetivo del enemigo es mantenerte alejado de la salvación. Si tú aceptas a Cristo, entonces él quiere prevenir que tú seas útil para Dios, y si todo esto no funciona, entonces él va intentar deshacerse de ti.